Por Jamie Blair, Joyce Brody, Lenny Brody y Dan Jones. Traducción al español por Tim W. Shenk.
Como planteamos en el Informe político de diciembre de 2021, estamos viviendo una época de crisis que se agrava: una crisis económica que ya no es simplemente cíclica sino estructural, entrelazada con una pandemia mundial, una guerra nueva y en curso, una crisis ambiental y una crisis de legitimidad del sistema político. Estas crisis y la propagación de la pobreza en todo el mundo están creando las condiciones para que más y más personas vean que el sistema actual no está funcionando. Estos acontecimientos confirman el enfoque de la Universidad de los Pobres, de organizar y educar a las masas pobres y desposeídas como la principal fuerza social. El primer paso para cumplir esta tarea es desarrollar y unir a los líderes de los pobres como cuadros revolucionarios.
Nuestro enemigo siempre está estudiando períodos pasados de crisis y transformación, a fin de evitar la unidad de cualquier movimiento independiente de los pobres. Estudiar nuestra historia puede ayudarnos a comprender y anticipar sus acciones, y ayudarnos a identificar las palancas clave para mover a la nación hacia la transformación fundamental liderada por los pobres. Algunas de estas palancas clave son la batalla por la Biblia, las elecciones y el ámbito electoral, y el Sur. Con el crecimiento, desarrollo y maduración de la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral, nuestra clase tiene un vehículo cada vez más poderoso, comprometido en estas áreas clave, en la construcción del movimiento para eliminar la pobreza.
La Campaña de la Gente Pobre y la Biblia, la Boleta y el Sur
El proceso revolucionario de cada país está condicionado por la historia y la cultura de ese país. En los Estados Unidos, el camino hacia el cambio fundamental pasa por la batalla por la Biblia; el uso hábil de las elecciones y la lucha por el voto; y el resurgimiento de un poderoso movimiento multirracial políticamente independiente de los pobres en el Sur. En cada una de estas áreas y en su interconexión, está a la vanguardia la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral.
Para la red de la Universidad de los Pobres, tenemos que apreciar plenamente estos avances, aceptarlos y apoyarlos. Una contradicción básica de nuestra situación política actual es que, si bien los pobres se encuentran en la posición más revolucionaria de la sociedad, teniendo menos que perder y más que ganar al derrocar la dictadura de los ricos, también son los más desorganizados, desunidos y segregados. Pero la historia de este país nos enseña que los movimientos y la agitación religiosa, las campañas electorales y los levantamientos sureños son las claves para el surgimiento de una nueva conciencia, para cambiar la correlación de fuerzas y construir una organización multirracial de los pobres.
Esta comprensión proviene de nuestro estudio de los momentos clave de la historia de los EE. UU. que tienen más que enseñar acerca de cómo los pobres podemos acumular esa unidad de conciencia y acción que nos permitiría derrocar el poder del capital: el movimiento para abolir la esclavitud y la Guerra Civil (décadas de 1830-1860), la lucha por la Reconstrucción (décadas de 1860-1890), y las décadas de 1930 y 1960.
Abolición, Reconstrucción, las décadas de 1930 y 1960
En su lucha contra el poder esclavista, los líderes del movimiento abolicionista -del Norte y del Sur- centraron gran parte de su atención en la lucha contra la religión de los esclavistas: organizando iglesias de libertad entre los trabajadores negros esclavizados, presionando a las denominaciones religiosas para tomar posiciones contra la práctica de los seres humanos como propiedad, y la publicación y distribución de cientos de miles de ejemplares de folletos y libros con títulos como “El Dios de la Biblia contra la esclavitud”.
A partir de las décadas de 1840 y 1850, los principales abolicionistas adoptaron la organización electoral como una herramienta poderosa para dividir los partidos políticos existentes y crear una alineación de sus propias bases con la industria del Norte y los agricultores occidentales, todos contra el poder esclavista. Mirando hacia el Sur, sin la organización e insurrecciones de los trabajadores negros esclavizados en el Sur, el crecimiento del movimiento contra la esclavitud hubiera sido imposible. Durante la Guerra Civil en particular, fue la “huelga general” de los trabajadores negros esclavizados en el Sur lo que forzó la transformación de los objetivos políticos de la guerra de salvar la Unión a abolir el Poder Esclavista, y lo que dio el golpe decisivo a la Confederación.
Más tarde, durante la larga lucha por la Reconstrucción después de la guerra, las elecciones sirvieron como poderosos vehículos para abrir paso hacia la unidad de los trabajadores negros y blancos en el Sur. Pero fracasó el partido nacional que uniera a los trabajadores, blancos y negros, del Norte y del Sur, lo que allanó el camino para el ascenso del imperialismo de Wall Street y la contrarrevolución de la propiedad en el Sur. Du Bois resumió este fracaso de la clase trabajadora del Norte y Medio Oeste, el de no apreciar la importancia del Sur y la batalla por la boleta electoral, en su libro Black Reconstruction in America:
“El Sur, después de la guerra, presentó la mayor oportunidad para un verdadero movimiento obrero nacional que la nación jamás vio o probablemente verá durante muchas décadas. Sin embargo, el movimiento obrero, con pocas excepciones, nunca se dio cuenta de la situación. Nunca tuvo la inteligencia o el conocimiento, en su conjunto, para ver en la esclavitud negra y la Reconstrucción, como clave y significado del movimiento obrero en los Estados Unidos.”
Y además:
“En el Norte surgía una nueva y tremenda dictadura del capital. Sólo había una manera de frenar y dirigir lo que prometía convertirse en el gobierno plutocrático más grande que el mundo jamás había conocido. Esta forma fue primero implementar la opinión pública por el arma del sufragio universal, un arma que la nación ya tenía en parte, pero que había sido virtualmente impotente en el Sur debido a la esclavitud, y que al menos estaba debilitada en el Norte por la privación de derechos de una masa interminable de trabajadores nacidos en el extranjero. Una vez que se logró el sufragio universal, el siguiente paso fue utilizarlo con tal inteligencia y poder que funcionara en interés de la masa de trabajadores.
“Para lograr este fin debió existir en el país y representada en el Congreso una unidad entre los campeones del sufragio universal y los derechos de los libertos, junto con los dirigentes obreros, los pequeños terratenientes del Occidente, y lógicamente, los blancos pobres del Sur. Contra estos se habría organizado la oligarquía industrial del Norte y… los representantes de la antigua oligarquía del Sur.
“Esta unión de fuerzas democráticas nunca se llevó a cabo…”
La década de 1930 y el período del New Deal también demuestran cómo la clase dominante usa el ámbito electoral y la política sureña para mantener su control político del país. A fines de la década de 1920 y principios de los 1930, se organizaron partidos de agricultores y trabajadores, especialmente en el Medio Oeste, y desempeñaron un papel influyente en las elecciones. Los clubes EPIC “End Poverty in California” (Erradicar la Pobreza en California) de Upton Sinclair se convirtieron en una fuerza poderosa en la política californiana. Tanto estos movimientos como otros impulsos hacia la independencia política de la clase trabajadora fueron bloqueados y cooptados por el Partido Demócrata.
En un intento por convertirse en “influyentes”, los organizadores ayudaron a liderar a los activistas en una asociación menor dentro del Partido Demócrata. Así, el poderoso movimiento de la década de 1930 se disipó y no pudo sobrevivir a la inmensa represión que vino después de la Segunda Guerra Mundial. La clave para acabar con la amenaza del creciente movimiento obrero con conciencia de clase fue nuevamente el abandono de los esfuerzos hacia la unidad multirracial de los pobres en el Sur, y el abandono de la lucha por el sufragio universal y otros derechos políticos para los trabajadores negros, dejando a la región en las manos del ala sureña racista Dixiecrat de la coalición New Deal.
Durante las décadas de 1950 y 1960, el poderoso auge del movimiento por los derechos civiles pudo romper el terror político anticomunista y Jim Crow. Pudo hacer esto, al igual que el movimiento abolicionista, al iniciar una lucha sobre el significado de la Biblia y la Constitución. Sin embargo, a medida que el movimiento ganó poder y prominencia, y amenazó con desestabilizar a toda la nación y unir a los de abajo, nuevamente la clase dominante manipuló la lucha de clases y llevó a los activistas a los brazos del Partido Demócrata. Los liberales del norte y los políticos del Partido Demócrata como los hermanos Kennedy y Lyndon Johnson se posicionaron como los únicos aliados del movimiento por los derechos civiles. Y nuevamente los organizadores, en lugar de luchar por un movimiento sureño de los pobres, tanto negros como blancos, participaron en una alianza donde los activistas negros lucharon y murieron mientras los liberales del norte se convirtieron en los líderes “políticos” del movimiento. Con el asesinato de Martin Luther King y la represión de la clase dominante a otros líderes, el movimiento no pudo avanzar más.
Después de la derrota de la Reconstrucción, el control del Partido Demócrata del Sur facilitó el control del país por parte de la clase dominante durante casi 100 años. Durante los últimos 50 años el control del Sur y de la nación ha operado a través del poderoso Partido Republicano del Sur junto con el inepto Partido Demócrata. La alianza entre los representantes de Wall Street en el Partido Republicano y los trabajadores blancos, particularmente en el Sur, se forjó a través de las armas ideológicas de la supremacía blanca y un nacionalismo cristiano que es descendiente directo de la teología del poder esclavista.
La importancia de la Campaña de la Gente Pobre
Hoy, la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral promueve una interpretación bíblica y una práctica religiosa que coloca la lucha para abolir la pobreza en el centro de la preocupación moral del país e identifica la fe con ponerse del lado de los pobres. Deberíamos estudiar de cerca la experiencia del movimiento abolicionista y la prioridad que le dieron a convencer a los sectores más amplios de la sociedad de que el cristianismo era incompatible con la esclavitud de los seres humanos, mediante el uso de la prensa, el púlpito y la protesta.
Estamos en el período de elecciones primarias que conducen a las elecciones intermedias y las elecciones presidenciales de 2024. El desafío para nosotros es cómo desarrollar organizaciones de pobres poderosas y políticamente independientes dentro de los conflictos electorales cada vez más intensos en los Estados Unidos. Y la Campaña de la Gente Pobre está labrando un nuevo camino a través del pantano venenoso de la política partidista del país, resumido mejor en el lema de “movilizar, organizar, registrar y educar para un movimiento que vota”. En esencia, la Campaña está construyendo una organización electoral nacional independiente, construida alrededor del programa de los pobres. Está utilizando las elecciones como oportunidades para asumir un papel de liderazgo en la coalición que se opone a la política reaccionaria y la falta de valor demócrata, desafiar las narrativas dominantes y conectar y organizar a un gran número de personas pobres y desposeídas, especialmente aquellas que han sido excluidas y desalentadas por la habitual política bipartidista. No los está organizando en el Partido Demócrata sino en la Campaña de la Gente Pobre, que tiene su propia plataforma política y sus propios métodos y organización para construir y ejercer el poder político.
En el Sur, la Campaña trae la larga tradición de organización multirracial entre los pobres de la región a nuestra nueva era con su llamado a construir movimientos de fusión moral en todos los estados. Hoy, como en el pasado, no hay camino para acumular el poder que necesitamos los pobres y los desposeídos sin romper el dominio absoluto de la clase dominante sobre la política del Sur. El Sur es la región más importante en las batallas por la Biblia y por el voto, y es también la parte más pobre del país.
Los republicanos cuentan con su capacidad para intensificar su estrategia sureña y mantener la región como un bastión de la política reaccionaria. La sección del Partido Demócrata más estrechamente ligada a Wall Street confía en su organización sureña para socavar el crecimiento del ala progresista del partido. Vimos esto en las primarias demócratas de 2020, cuando la intervención del congresista de Carolina del Sur, Jim Clyburn, jugó un papel importante en frenar la campaña de Bernie Sanders, lo que le dio la nominación a Joe Biden. El intento de estrechar y aislar la lucha contra la supresión de votantes, separándola de todos los problemas que afectan a los pobres del Sur, es otro ejemplo. Es el trabajo sureño de la Campaña de la Gente Pobre, incluida su organización electoral y su alcance a las personas pobres y de bajos ingresos en comunidades que a menudo son ignoradas o descartadas, lo que representa el contraataque más prometedor a ambas estrategias.
La unidad y el liderazgo de los pobres en los Estados Unidos —el poder para los pobres— se ganarán y ejercerán en la lucha por la religión y por el significado de la democracia, en el ámbito electoral y la batalla por el voto, y en la lucha contra el racismo y la manipulación cruel de los pobres en el Sur. Expandir y traducir la organización políticamente independiente de los pobres en un poder político real, depende de grandes avances en estas áreas, y ese proceso el mayor significado y contribución de la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral hoy.
