La participación electoral dentro de la construcción de independencia política

Photo of United Workers members at June 18 wearing in yellow and black t-shirts with Harriet Tubman's image. They are holding a yellow banner with black lettering that reads "United Workers, Power to the Poor."

Por Nijmie Zakkiyah Dzurinko y Rev. West McNeill

Mientras seguimos profundizando el estudio de cómo la clase obrera ha utilizado la táctica de participar en elecciones para impulsar una estrategia de unión de diversas fuerzas sociales y afirmar su independencia política, nos enfrentamos a la contradicción de que carecemos de un vehículo electoral viable que represente los intereses de los 140 millones de pobres y desposeídos de EE.UU. Sin embargo, como afirma el artículo de John Keller, nos encontramos en un momento de potencial polarización política que podemos aprovechar. Nuestra clase necesita tener nuestra propia experiencia política para romper con los dos partidos del capital. Esto significa que la manera de salir de esto no es esquivar el tema sino abordarlo directamente.


Durante esta temporada electoral tenemos un asiento en primera fila para ver cómo la clase dominante utiliza las elecciones para conseguir exactamente lo contrario de nuestra estrategia: reforzar aún más la división y la desorganización de nuestra clase. Por ejemplo, Spotlight PA, un medio de información de investigación sin ánimo de lucro de Pensilvania, ha titulado las elecciones de gobernador y senado “Un voto, dos Pensilvanias”. La implicación es que hay una Pensilvania roja y otra azul, cada una con perspectivas e intereses fundamentalmente opuestos. La clase dirigente utiliza las elecciones para poner a la mayoría de la gente en el marco de un equipo deportivo. Se supone que debemos amar a nuestro equipo y odiar al otro. Pero nuestro análisis nos muestra que ésta es una falsa distinción. El Estado es un instrumento de la clase que gobierna, aunque los partidos puedan representar diferentes alas de la clase dominante. Además, la mayoría de los habitantes de Pensilvania comparten condiciones comunes, aunque nuestro sistema electoral esté estructurado para ocultar esos puntos comunes.


En la red de la Universidad de los Pobres vemos la forma de participar en este ámbito de manera que se construya la fuerza y la independencia política de nuestra clase y se eviten los escollos de la forma en que el complejo industrial sin ánimo de lucro suele participar en las elecciones. Estos escollos incluyen: 1) el alarmismo/menos peor, 2) el falso engrandecimiento de personalidades y 3) el olvido de nuestra experiencia pasada.


El alarmismo presenta a los partidos como una contienda entre el bien y el mal. Sea cual sea el partido al que pertenezca, “la alternativa” es “mucho peor”. El menos peor se presenta como un hecho consumado cuando los liberales/progresistas intentan cimentar su lealtad al Partido Demócrata.  Sin embargo, para los pobres y los desposeídos de Estados Unidos y de todo el mundo, así como para la salud del planeta, ambos partidos han causado bastante daño, alineados como están en torno a la guerra y al calentamiento global. Sólo porque el partido republicano está cada vez más dispuesto a traer ese daño a casa, no podemos ignorar el hecho de que incluso las recientes intervenciones militares bajo Clinton y Obama perjudicaron a la clase trabajadora desde Libia hasta los Balcanes. Algunas de las medidas más drásticas que perjudicaron a la clase trabajadora y beneficiaron a la clase dominante en Estados Unidos, como la reforma de la asistencia social, la política “Hope VI” que cambió la vivienda pública tal y como la conocemos, y el rescate de los bancos durante la Gran Recesión, se aplicaron bajo presidentes demócratas. Es necesario construir y profundizar nuestras conexiones con la clase obrera internacional y estudiar la historia nacional y mundial para reconocer la función del Estado en la sociedad de clases.


Otro escollo común que estamos intentando evitar es el falso engrandecimiento de los individuos que se postulan a las elecciones. De nuevo, esto se basa en un malentendido de cómo se produce el cambio: a partir de personalidades individuales que llegan a los cargos, en lugar de a través de movimientos de masas construidos desde abajo. Dado que la organización electoral suele tener lugar en un vacío de desarrollo de liderazgo y educación política más profundos, y sin un análisis de la relación de la táctica con la estrategia más amplia, las campañas se convierten en caldo de cultivo para tratar a los candidatos como celebridades, en lugar de como un medio para avanzar una agenda. (Esto se ve exacerbado por la influencia de los datos, que se analizará más adelante).


El último escollo que debemos evitar en nuestra metodología es el del “olvido”. Si no hacemos el trabajo de reflexionar críticamente sobre los esfuerzos pasados para cambiar la narrativa, construir nuestra agenda y tener un impacto en el terreno electoral, entonces corremos el peligro de volver a la misma posición cada dos o cuatro años, andando en un círculo sin fin y sin ningún plan para construir alternativa. Debemos hacer de la lucha una escuela, analizando la fuerza y el poder que ganamos o no ganamos al participar en las elecciones, así como estudiar a nuestro enemigo y a lo que nos enfrentamos. No queremos simplemente olvidar y volver a estar en la misma posición una y otra vez, embarullándonos porque sentimos que “no hay alternativa”.


Reconociendo que es necesario estudiar, reflexionar y debatir mucho más para trazar nuestro rumbo colectivo, este artículo pretende reflexionar sobre algunas experiencias actuales procedentes de las luchas de los pobres y plantear cuestiones que creemos que deben seguir explorándose en el próximo periodo.


La Campaña de la Gente Pobre: Un llamado nacional al renacimiento moral


La Campaña de la Gente Pobre: Un llamado nacional para al renacimiento moral (PPC por sus siglas en inglés) es una campaña de masas que cohesiona muchos frentes de lucha y que plantea un análisis sobre cómo entender y participar en las elecciones como una fuerza políticamente independiente orientada en torno a las necesidades y demandas de los pobres.


En su intervención en la Asamblea Popular de la Campaña de la Gente Pobre de Nueva York a principios de este mes, la directora de políticas Shailly Gupta Barnes habló del concepto que tiene el PPC de sí mismo como “un movimiento que vota”. En parte, este lema habla de un reconocimiento de que el voto y las elecciones son sólo una faceta de la construcción y el ejercicio del poder para nuestra clase. Las elecciones son sólo un ámbito de la lucha política, pero, como demuestra nuestro estudio de la historia, son un ámbito importante. Barnes destacó dos de los argumentos que usa la PPC para organizarse en torno al voto y las elecciones.


En primer lugar, nuestro compromiso con el terreno electoral no se limita a las elecciones en sí. Un movimiento que vota tiene que usar las elecciones como otra forma de llegar a los pobres y organizarlos hasta convertirlos en una fuerza lo suficientemente poderosa como para ser tenida en cuenta. El terreno electoral es un ámbito en el que ya participan enormes segmentos de nuestra clase. “Hubo 50 millones de personas pobres y de bajos ingresos que votaron en 2020”, dijo Barnes. “Son cifras enormes, y si están participando en las elecciones, y no estamos ya en contacto con ellos, tenemos que estar donde están. Uno de esos lugares son las urnas”.


En segundo lugar, la Campaña de la Gente Pobre sostiene que los votantes pobres y de bajos ingresos representan un bloque de votos potencial que podría organizarse para cambiar fundamentalmente el panorama político de Estados Unidos y obligar al Estado a responder de forma significativa a las necesidades y demandas de nuestra clase. “Waking The Sleeping Giant” (Despertando al gigante dormido), el informe del PPC publicado tras las elecciones de 2020, profundiza en los datos relativos a la participación de los votantes de bajos ingresos, mostrando tanto que estos votantes participaron en un número significativo como que el aumento de la participación de los votantes de bajos ingresos podría cambiar los resultados de las elecciones en todo el país, si estos votantes se organizan para votar juntos en torno a una agenda común.


Al enmarcar sus esfuerzos de registro de votantes y de captación de votos este año, el PPC suele decir que “nuestros votos no son un apoyo, son una exigencia”.


“No decimos esto para ser lindos o concisos”, dijo Barnes. “Es la forma en que tenemos que abordar este terreno por principios, por compromiso con un proyecto mayor, y para no quedar atrapados en la política de los partidos y permanecer realmente centrados en estas cuestiones, independientemente de quién esté en el cargo”.


Una de las contradicciones a las que nos enfrentamos en esta etapa es que, con muy pocas excepciones, todavía no tenemos la capacidad de hacer que los funcionarios elegidos rindan cuentas según nuestras demandas. Cuando no luchan en nuestro nombre -incluso cuando somos nosotros los que los elegimos- porque la clase dominante nos supera en dinero y en poder, todavía no estamos lo suficientemente organizados como para forzar concesiones o, dependiendo del costo de las elecciones, sustituirlos fácilmente por alguien que simpatice más con nuestras demandas. Actualmente no estamos en condiciones de cambiar significativamente las palancas del poder estatal, y mucho menos de apoderarnos de ellas nosotros mismos.


Pero a medida que seguimos construyendo “un movimiento que vota”, la cuestión de cómo podemos ejercer eficazmente el poder electoral a medida que éste crece se hace más urgente. ¿Dónde se alinearán nuestras fuerzas frente a las debilidades de la clase dominante en el ámbito electoral? ¿Cómo entendemos y nos posicionamos en relación con las fisuras de los dos grandes partidos? ¿Cómo priorizamos el trabajo electoral con relación a otras formas importantes de organización? Mientras lidiamos con estas y otras cuestiones, los avances tecnológicos y la creciente supresión de votantes harán que el terreno se mueva bajo nuestros pies.


Junto a nuestro estudio de la historia, es necesario seguir estudiando y reflexionando sobre las experiencias de los miembros de nuestra red mientras evaluamos las condiciones a las que nos enfrentamos y cómo podemos utilizar el ámbito electoral de la manera más eficaz para hacer avanzar nuestra estrategia. Hay una variedad de esfuerzos que se están organizando en torno al compromiso de los votantes y las elecciones que están surgiendo de las luchas de la gente pobre hoy en día. Dos ejemplos, de Birmingham y Chicago, ofrecen una visión de cómo los organizadores están utilizando diferentes enfoques en el terreno electoral para construir un poder político independiente para la gente pobre.


Greater Birmingham Ministries


En Birmingham, Alabama, Greater Birmingham Ministries (GBM) es una organización que lleva varias décadas realizando labores de registro, educación y movilización de votantes no partidistas. GBM se fundó en 1969, surgiendo de la organización de base liderada por la fe del movimiento por los derechos civiles. El trabajo de GBM se orienta a la satisfacción de las necesidades inmediatas, a la construcción de la comunidad y al cambio de los sistemas, dijo la reverenda Carolyn Foster, una de las 3 coordinadoras de la Campaña de la Gente Pobre de Alabama y coordinadora de Fe en la Comunidad de GBM. Esto último siempre ha incluido la organización en torno al voto y las elecciones, especialmente con personas pobres y de bajos ingresos que a menudo se conectan por primera vez con GBM a través de sus programas de servicio directo.


Cuando hablamos con el reverendo Foster, GBM acababa de ganar un juicio contra el Secretario de Estado de Alabama y había recibido una lista de personas con condenas anteriores a las que se les había denegado el registro de votantes o se les había eliminado del censo electoral de Alabama.  Esta información era pública y debería haberse facilitado en virtud de la Ley Nacional de Registro de Votantes.  Muchas de estas personas, de hecho, pueden ser elegibles para votar o para que se les restablezca su derecho al voto.  GBM está lanzando una campaña de mensajes de texto para informarles de que pueden ser elegibles para votar o para que se les restablezca su derecho al voto.  GBM también está estableciendo conexiones con las comunidades directamente afectadas a través de un proyecto en curso para restaurar el derecho al voto de las personas en libertad condicional. Realizan mesas dos veces por semana frente a una oficina de libertad condicional cercana.


“Llegamos a conocer a la gente y hablamos con ellos sobre la restauración de su voto, y entonces cuando nos escuchan, y nosotros les escuchamos a ellos, están más abiertos a hacer el papeleo y el proceso”, dijo el reverendo Foster. “Esa es realmente la forma de hacerlo. Construir relaciones. Eso lleva tiempo, y eso lleva trabajo, pero eso es lo que realmente se necesita: ir y construir relaciones con la gente olvidada.”


Este ciclo electoral, GBM también elaboró una guía electoral para el condado de Jefferson, que envía por correo a sus clientes de servicio directo y distribuye en una amplia gama de eventos. El mensaje de GBM a sus electores es que no voten en función del partido o de la personalidad, sino de una plataforma de propuestas.


De cara al futuro, la reverenda Foster espera que la organización que ella y otros están llevando a cabo en Alabama siente las bases para que diferentes tipos de candidatos se presenten y ganen cargos electos en el estado.


“Mi mayor sueño es ver a personas elegidas para estos puestos de autoridad y poder, que sean personas que salieron del movimiento, que sepan cuáles son las respuestas para la gente pobre y de bajos ingresos, y para las personas vulnerables que están atrapadas en estas trampas sistémicas, porque salieron de él”, dijo la reverenda.


United Neigbors of the 35th Ward


A unos mil kilómetros al norte de Birmingham, organizadores de Chicago están adquiriendo experiencia en la participación directa en las campañas políticas, incluyendo la realización de campañas en nombre de los candidatos y la presentación de los mismos. United Neighbors of the 35th Ward (UN 35), una organización vecinal del noroeste de Chicago, se está organizando en un contexto en el que activistas comunitarios, progresistas y algunos socialistas demócratas están trabajando para enfrentarse a la maquinaria demócrata.


UN 35 es una OPI, u organización política independiente, que representa al distrito 35 del lado noroeste de Chicago, una zona con unos 55.000 residentes. Se formó en 2015 a partir de la exitosa campaña de Carlos Ramírez-Rosa para concejal. Las OPI son una forma de organización ideada y creada por primera vez por la campaña de Harold Washington para la alcaldía de Chicago en 1983 para involucrar a los residentes de Chicago y contrarrestar el poder de la maquinaria demócrata. Después de ayudar a Ramírez-Rosa, un joven organizador de la comunidad, a ganar su campaña para concejal en 2015, un grupo de miembros de la comunidad creó Vecinos Unidos del Distrito 35 como una OPI, “para que [Ramírez-Rosa] tuviera nuestra voz en el Ayuntamiento, y le presionáramos para que representara nuestros valores y nuestras necesidades”, dijo Joyce Brody, miembro de UN 35.


“Lo bueno de las OPI es que [se definen como] una organización política independiente, y eso es súper impreciso. Realmente se puede argumentar que cualquier cosa es política, y eso es exactamente lo que hacemos”, dijo Sandra Puebla, la actual presidenta de UN 35. “Esencialmente hacemos todo lo que creemos que es algo que nuestra comunidad necesita”.


Esto incluye tocar puertas durante todo el año, la educación política, la organización en torno a campañas temáticas y la coordinación de la ayuda mutua durante la pandemia. Donde UN 35 está viendo su creciente influencia más directamente, dice Puebla, es a través de su trabajo electoral. Desde su creación, UN 35 ha dado su apoyo y ha ayudado a conseguir el voto para los candidatos que se alinean con una visión de empoderamiento de las comunidades pobres.


“Sólo uno de las docenas y docenas de candidatos que hemos respaldado ha perdido el Distrito 35, y eso se debe al trabajo que hemos hecho y a la confianza que tiene la comunidad en nosotros”, dijo Puebla.


Este verano pasado, UN 35 decidió presentar un candidato por primera vez. Anthony Quezada, un joven que nació y se crió en un barrio pobre del distrito, se presentó a comisionado del condado de Cook y derrotó a un titular de dos mandatos en un distrito que abarcaba partes de 14 distritos diferentes. Delia Ramírez, una joven activista comunitaria progresista que fue respaldada por UN 35 y que se presenta como candidata al Congreso, también venció a un demócrata centrista con importantes recursos.


“Nos superaban en gastos 3 á 1, o hasta 4 á 1 al final. Pero ganamos porque tenemos relaciones con las comunidades. También nos aseguramos de conectarnos con las comunidades que a menudo eran ignoradas, por lo que nos aseguramos de hacer conexiones en los barrios pobres. Realmente se manifestaron a favor de nuestros [candidatos respaldados] de una manera que fue realmente hermosa de ver”, dijo Puebla.


El éxito de UN 35 está atrayendo la atención de los funcionarios electos y de las OPI de otras partes de la ciudad, lo que aumenta el potencial de un bloque más amplio de organizaciones que podrían influir en la política de la ciudad a mayor escala, incluida la carrera por la alcaldía.


Al mismo tiempo, UN 35 está trabajando con otras organizaciones comunitarias de personas pobres para avanzar en su estrategia principal de organizar y unir a la gente pobre. Por ejemplo, UN 35 trabajó junto a otras organizaciones comunitarias, líderes de la comunidad y residentes para conseguir un nuevo edificio de viviendas 100 por ciento asequibles que acaba de abrirse en el distrito. Se trata de una victoria significativa para esta comunidad que está sufriendo el aburguesamiento, y ha captado la atención de las OPI de otros distritos que se enfrentan a una crisis de vivienda similar.

“No vamos a ganar [la batalla contra el aburguesamiento]. Eso lo sabemos. Pero estamos luchando para establecer lo que necesita la gente pobre, y estamos conociendo a la gente y construyendo un movimiento. Ese es el objetivo”, dijo Brody.


Gracias a la participación de la UN 35 en el establecimiento de este complejo de viviendas, la organización tendrá acceso a su sala comunitaria para celebrar reuniones en cualquier momento.


“Todavía no hemos llegado a ese punto, pero queremos establecer una base de operaciones allí mismo, en ese enorme complejo, que represente realmente lo que somos, y que nos ancle realmente con los pobres”, dijo Brody.


Hacia dónde vamos


El trabajo de Greater Birmingham Ministries y United Neighbors of the 35th Ward representa dos enfoques distintos para participar en las elecciones: uno que sigue un modelo no partidista que se alinea con las tácticas de registro de votantes, educación y Get Out The Vote (Campaña de Salir a Votar) de la Campaña de la Gente Pobre, y el otro un modelo más abiertamente partidista que reconoce la necesidad de construir un poder político independiente al tiempo que sigue siendo relevante en las carreras clave del Partido Demócrata. Suponemos que ambos enfoques -así como la posibilidad de respaldar o presentar candidatos en líneas independientes o de terceros partidos- seguirán desempeñando un papel en la construcción del poder de la gente pobre a corto plazo. Cada uno de ellos plantea sus propios retos y contradicciones, así como oportunidades.


Una de las preguntas más importantes que debemos seguir planteando dentro de la Universidad de los Pobres es cómo nuestro trabajo en el ámbito electoral está haciendo avanzar nuestra misión de “identificar y desarrollar sistemáticamente líderes comprometidos con la unidad de los pobres y los desposeídos por encima de las líneas de color y otras líneas de división”. ¿Dónde y cómo estamos teniendo éxito en el desarrollo del liderazgo, y cómo pueden aplicarse estas lecciones en otros contextos? ¿Cómo estamos empujando a contracorriente y contrarrestando el mal menor, el falso engrandecimiento de los individuos y el olvido que tanto prevalece a nuestro alrededor? A la inversa, ¿en qué casos nuestro compromiso con el trabajo electoral ha presentado obstáculos para desarrollar y unir a los líderes, y qué lecciones podemos extraer de esas experiencias?


Otra parte fundamental de la misión de la Universidad de los Pobres es tratar de entender y responder a los cambios en el panorama político y económico. Un aspecto del electoralismo que debemos comprender más profundamente es la relación de los “macrodatos” (big data) con el proceso electoral. Nuestra red es en cierto modo única en cuanto a nuestra estimación de la revolución tecnológica y su impacto en todas las facetas de nuestras vidas -incluyendo la expulsión de los seres humanos por completo del proceso de producción por primera vez en la historia. Hemos examinado la relación de esta revolución de la informática y la inteligencia artificial con muchos aspectos de nuestras vidas, pero todavía no con el terreno electoral.  


“Big data” en este caso se refiere a los procesos computacionales y analíticos implicados en la recopilación de grandes cantidades de información sobre los votantes a partir de múltiples fuentes. El resultado de la revolución tecnológica en nuestro proceso político es que ganar elecciones se aborda como una cuestión de ciencia de datos, y los votantes se abordan como un mercado. Los dos partidos corporativos están identificando a sus probables votantes y se dirigen a ellos con contenidos que les dirijan. Los votantes están más atomizados que nunca y se dividen en nichos y subnichos de audiencia con microfocalización. Ambos partidos están “vendiendo” ideas a las masas. Estas ideas no se exploran, debaten y comprenden profundamente, sino que son palabras de reloj, eslóganes y hashtags con los que la gente se puede identificar. Las frases y las imágenes se presentan como anuncios para determinados candidatos.


En este mundo de la política electoral, las masas no necesitan estar informadas, y los partidos no necesitan hablar con nadie que no esté ya de acuerdo con ellos. Este proceso está convirtiendo las elecciones en un motor aún mayor y más eficaz para dividir a la clase trabajadora. Del mismo modo que a la clase trabajadora no le da poder el hecho de que Amazon, Google y Facebook tengan montones de datos sobre nuestras preferencias individuales, tampoco nos da poder el hecho de que los grandes datos se centren en nuestras preferencias de voto. La campaña de Obama fue la primera en maximizar el uso de la analítica de datos en la comunicación, la compra de anuncios y la recaudación de fondos, lo que en última instancia se tradujo en su capacidad para recaudar 1.000 millones de dólares en el camino hacia la victoria electoral.


La próxima semana se celebrarán las elecciones de mitad de mandato (midterms). No se puede negar que el resultado podría tener graves consecuencias materiales para nuestra clase en EE.UU. y en todo el mundo y el terreno en el que nos estamos organizando. Sin embargo, sabemos que esta elección, como todas las elecciones, representa sólo una escaramuza en la guerra más amplia. Se necesita mucho más estudio, experiencia y reflexión para profundizar en nuestra comprensión de cómo podemos -en línea con el axioma de Sun Tzu- lanzar nuestra fuerza contra la debilidad del enemigo en el ámbito electoral. En la Universidad de los Pobres estamos comprometidos a emprender esta investigación, combinando la práctica y el estudio. En palabras de Amílcar Cabral, debemos “no decir mentiras ni reclamar victorias fáciles”.  


Nijmie Zakkiyyah Dzurinko (ella o ellxs) es una organizadora, sanadora y estratega negra, indígena y gay de clase trabajadora de Pensilvania, con experiencia de más de 20 años. Es cofundadora de Put People First! PA, una organización de derechos humanos de clase trabajadora, en todo el estado de Pensilvania, que construye una base que lleva a cabo una campaña de salud como derecho humano. También es codirectora de la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral en Pensilvania.


Reverende E. West McNeill (ellxs) es director ejecutivo del Labor-Religion Coalition of New York State y co-presidente de la Campaña de la Gente Pobre del Estado de New York. Es un pastor del United Church of Christ y tiene más de una década de experiencia en la organización comunitaria, laboral y de la fe.

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