Alguien hiere a nuestra gente

Por Tim W. Shenk, Robert Ascherman, y S. Ani Mukherji 

Alguien hiere a nuestra gente por bastante tiempo ya ¡y no nos callaremos más!

“Somebody’s Hurting My Brother” por Yara Allen

Cuando cantamos esta canción, lo hacemos para afirmar y compartir nuestra convicción de que la pobreza es violencia. Actualmente es la cuarta causa de muerte en Estados Unidos. Sólo las enfermedades cardíacas, el cáncer y el tabaquismo matan más, pero éstas también están entrelazadas con la pobreza. El COVID-19 ha sido de 2 a 5 veces más mortal en los condados pobres que en los ricos.

Sabemos -contrariamente a décadas de propaganda sobre la llamada “cultura de la pobreza”- que la producción de pobreza es una característica estructural de cómo están organizadas la sociedad, la política y la economía de este país. La pobreza no es la culpa individual o colectiva de las 140 millones de personas que viven en la pobreza o están al borde de ella.

La canción de Allen también plantea una pregunta: ¿quiénes son los que hieren a nuestra gente? ¿Quiénes son los enemigos de la gente pobre que nos hacen imposible vivir y prosperar? ¿Cómo han construido y mantenido su poder? ¿Cómo están organizados? ¿Cuáles son sus puntos débiles y cómo podemos aprovecharlos?

Este artículo esboza algunos primeros intentos de desarrollar un enfoque para responder a estas preguntas, basándose en tradiciones y análisis organizativos tanto históricos como actuales. A continuación, analizaremos algunos ejemplos de organizaciones de la clase dominante que hemos estudiado, centrándonos especialmente en Nueva York como importante centro de mando para el capital global. Analizar las características específicas de Nueva York nos ayuda a comprender concretamente que las personas que organizan el imperio y el militarismo a escala global son a menudo las mismas que organizan la vigilancia policial, el aburguesamiento de los barrios, las reformas antidemocráticas y el empobrecimiento a escala local y regional. Concluiremos analizando dos iniciativas actuales de organización de la gente pobre y desposeída que pretenden detener a los que hieren a nuestro pueblo.

Estudiando a nuestros oponentes a lo largo de la historia

Históricamente, muchos críticos sociales y revolucionarios han intentado comprender a sus oponentes para contrarrestar sus estrategias. Como consideramos que nuestro trabajo consiste en terminar el trabajo pendiente de la Reconstrucción, nos fijamos en ejemplos de movimientos históricos para reconstruir la democracia y garantizar que prospere toda la sociedad. El abolicionista Frederick Douglass expuso un análisis de lo que denominó el Poder Esclavista en su discurso de 1857 sobre el Fallo de Dred Scott. Señaló que la forma en que un puñado de ricos esclavistas y capitalistas podían gobernar el país era a través de su “completa organización”. Describió esta organización en detalle.

 “Desde un punto de vista, los esclavistas tienen una ventaja decisiva sobre toda oposición. Es bueno notar esta ventaja: la ventaja de la organización completa. Están organizados y, sin embargo, no se han tomado la molestia de crear sus organizaciones. Los gobiernos estatales, donde existe el sistema de esclavitud, son organizaciones esclavistas completas. Las organizaciones eclesiásticas de esos estados están igualmente al servicio de la esclavitud; mientras que el Gobierno Federal, con su ejército y su armada, desde la magistratura principal en Washington, hasta la Suprema Corte de Justicia, y desde allí hasta la jefatura de los alguaciles en Nueva York, está comprometido a apoyar, defender y propagar la clamorosa maldición de la esclavitud humana. La pluma, la bolsa y la espada están unidas contra la simple verdad, predicada por hombres humildes en lugares oscuros.”

Douglass utilizó esta evaluación de los puntos fuertes de sus oponentes al hacer propuestas sobre cómo debía proceder el movimiento abolicionista. Continuó diciendo que la cuestión de la esclavitud no estaba resuelta, sino que se volvía cada vez más “inestable”, incluso cuando la causa antiesclavista perdía una decisión tras otra en los tribunales. Recordó a sus compañeros abolicionistas que la conciencia nacional se agitaba cada vez que la dignidad humana y la decencia eran arrastradas por el lodo por las más altas instituciones de la nación.

De hecho, sólo cuatro años después, la rebelión de los esclavistas llegó a su punto máximo cuando el país entró en guerra. Antes de la Proclamación de la Emancipación que emitió Abraham Lincoln, las y los trabajadores negros esclavizados aprovecharon ese momento para exigir que se les permitiera luchar por su libertad. Du Bois sostiene que quitarle esta masiva mano de obra esclavizada al Sur y incorporarla al Norte como fuente económica y militar, fue el factor decisivo en el resultado de la guerra.

Así que la misma gente pobre cambió el equilibrio nacional de poder para asegurar el fin de la esclavitud. El poder esclavista cayó de rodillas pocos años después de que Douglass evaluara su completa organización, en parte porque su bancarrota moral hizo que cada vez más personas se unieran al bando antiesclavista.

Los y las activistas de los años 1950 y 60 retomaron el estudio de los capitalistas y de cómo éstos orientaban la sociedad. Algunos han llamado a esta época del movimiento la Segunda Reconstrucción. Derek Seidman, investigador de la influencia corporativa, ha escrito sobre la “historia oculta” de la investigación del poder en los movimientos sociales de los años 60, entre ellos el grupo antibelicista National Action/Research on the Military-Industrial Complex (NARMIC) y el Departamento de Investigación del Student Non-Violent Coordinating Committee (SNCC). Este último grupo es especialmente instructivo. Al mismo tiempo que el SNCC organizaba campañas de registro de votantes y escuelas de la libertad en el Sur de Estados Unidos, establecían un archivo de información y un análisis de las estructuras de poder para entender cómo, por ejemplo, las poderosas empresas, los bancos, el Partido Demócrata y el Consejo de Ciudadanos Blancos estaban conectados en una estructura de poder más amplia en Mississippi que oprimía tanto a los trabajadores negros como a los blancos. Seidman cita al veterano del SNCC Julian Bond sobre la importancia del Departamento de Investigación:

La ‘estructura de poder’ no era una frase abstracta para la banda de hermanos y hermanas del SNCC, sino una lista real con nombres y direcciones de personas reales y descripciones de activos y cargos directivos entrelazados, que demostraba cómo grandes intereses, desde bancos de Memphis y Nueva York hasta la Reina de Inglaterra, podían poseer al menos el control parcial de una plantación en el Delta del Mississippi. Saber quién poseía qué era crucial para las estrategias del SNCC. A partir de él, supimos que el peonaje sureño no era un accidente, sino el resultado deliberado de políticas económicas determinadas a miles de kilómetros de los campos de algodón.

Además de informar la estrategia y las tácticas, el conocimiento concreto del SNCC de que Jim Crow era “el resultado deliberado de políticas económicas” determinadas por las élites también ayudó a organizar a nuevos reclutas para el movimiento por la libertad, ya que la gente veía la violencia cotidiana que presenciaban y experimentaban como parte de un sistema y una historia más amplios.

Nuestro enemigo de clase hoy

Hoy en día, los enemigos de clase que nos perjudican a la gente pobre y desposeída son muchos, desde los que tratan de sacar provecho de nuestras crisis de salud hasta los que tratan de criminalizar a las personas sin hogar, desde el complejo industrial carcelario hasta el complejo industrial de los ONG. En su libro de 2015, It’s Not Enough to Be Angry, Willie Baptist sitúa a todos estos actores en un contexto de financiarización y globalización del capital y de revolución tecnológica digital.

La acumulación del capital y la centralización de la riqueza han alcanzado una fase de competitividad y especulación que ha dado lugar a una revolución tecnológica microelectrónica sin precedentes que elimina mano de obra. Esto ha dado lugar a una crisis globalizada que no es simplemente cíclica sino crónica: está arrojando a enormes sectores de los estratos de ingresos medios a las filas de los pobres y desechando a los que tienen pocos ingresos…. En otras palabras… los cambios tecnológicos fundamentales de las realidades económicas y políticas actuales son tales que hoy el movimiento predominante del capital global es el mayor enemigo de la humanidad. (p.9)” 

El capital global no es una persona o una cosa en sí misma. Sin embargo, quienes poseen el capital ejercen el poder de configurar las instituciones, las leyes y el “sentido común” cultural que protegen y hacen crecer su riqueza. Al mismo tiempo, su capacidad para definir la muerte y la devastación ecológica como “externalidades” de su afán de lucro convierte su dominio en una amenaza para los seres humanos y el planeta.

Una concentración especialmente potente de propietarios y representantes del capital globalizado es Wall Street. Wall Street es una entidad tanto literal como metafórica. Se trata de un tramo de ocho manzanas en el centro de Manhattan y también es la abreviatura del sector financiero, el principal sector de la economía.

Wall Street, históricamente el lugar de subasta de esclavos más importante del Norte a lo largo del siglo 18, es ahora la sede de algunas de las entidades más influyentes del mundo, como la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, bancos multinacionales, agencias de calificación y hedge funds. Los dirigentes de Wall Street son cuadros de la clase dominante. Representan al sector financiero que incluye lo siguiente:

  Bancos de inversión como: JPMorgan Chase, Goldman Sachs, BofA Securities, Morgan Stanley y Citi;

  Bancos comerciales como: JPMorgan Chase, Bank of America, Citibank, Wells Fargo, U.S. Bank;

  Empresas de gestión de activos: BlackRock, Vanguard, Fidelity;

  Agencias de calificación: Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch;

  Fondos de alto riesgo: Fallon Capital Management, Citadel;

  Consultoras: Bain, McKinsey, BCG.

Aunque la proximidad física a la Bolsa de Valores de Nueva York sigue siendo importante, como la mayoría de las operaciones financieras se realizan en línea mediante robots, no todo “Wall Street” se encuentra físicamente en el bajo Manhattan. Estas empresas compiten entre sí por los beneficios y la cuota de mercado, y las más grandes suelen salir ganando. Sin embargo, cuando se trata de estrategia general y posiciones políticas, el sector presenta un frente unido que prioriza los superbeneficios para el capital por encima de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de las personas en todo el mundo.

En su introducción del video Poor People’s Walking Tour of Wall Street, el People’s Forum comparte una definición de Wall Street:

Wall Street está por encima de todos los demás centros de mando del capitalismo mundial, y por eso es tan importante que la gente que lucha desde abajo venga aquí a verlo por sí misma: a reflexionar sobre el Toro de Wall Street, la Bolsa de Nueva York, a conocer nuestra historia y a saber a quién nos enfrentamos. En este sistema, todas las empresas tienen que ir al banco y servir a sus accionistas. Eso es lo que representa Wall Street.

En este sentido, Wall Street no son sólo los bancos que gestionan nuestras cuentas de ahorro, tarjetas de crédito o préstamos para coches si los tenemos. A finales del siglo 19 y principios del 20, los bancos pasaron de ser “modestos intermediarios” que ayudaban a los capitalistas industriales a producir de forma más eficiente, a llevar las riendas de toda la economía. Los capitalistas financieros controlan el dinero de la economía y, como controlan el dinero, en general pueden fijar las condiciones en las que otros capitalistas piden prestado para operar sus negocios. Debido al poder político que acompaña a esa enorme riqueza, los de Wall Street han podido abogar de forma muy convincente por políticas que benefician a su sector de la clase dominante.

¿Cómo se organiza la clase dominante?

Como decía Douglass, la organización de la clase dominante adopta muchas formas y opera a muchos niveles. Desde las cámaras de comercio locales hasta las asociaciones industriales, desde el Foro Económico Mundial hasta el aparato represivo del Estado, cada forma de organización tiene su objetivo y función particulares. Otros espacios informales, como los exclusivos clubes de campo, los lujosos lugares de vacaciones o el teatro de la ópera de una ciudad, pueden servir como lugares donde se fomentan las relaciones entre los ricos y se refuerza la unidad de la clase dirigente.

Quizá ninguna organización de la clase dominante tenga tanta amplitud y alcance como el Council on Foreign Relations (CFR), con sede en Nueva York. Estamos en deuda con el trabajo de Bruce E. Parry, cuyos artículos para la Revista de la Universidad de los Pobres resumen los elementos clave del CFR como nodo central del poder de la clase dominante. Parry, a su vez, se basa en el trabajo de muchos, entre ellos William Domhoff, Laurence Shoup y William Minter.

Fundamental para el desarrollo de las organizaciones de la clase dominante centradas en Wall Street fue David Rockefeller (1915-2017), líder y defensor de la clase dominante a escala mundial. David era nieto del primer billonario del mundo, John D. Rockefeller, y fue preparado como heredero de un imperio. En 1969 se convirtió en presidente de Chase Manhattan, el banco de los Rockefeller. En 1970, se convirtió en presidente del CFR, y sería una fuerza motriz central de esa organización durante el resto de su vida. En 1973, fundó la Comisión Trilateral, un centro de diálogo estratégico entre líderes de Estados Unidos, Europa y Japón, las tres mayores fuerzas procapitalistas durante la Guerra Fría. En 1979, Rockefeller dirigió su atención más al ámbito local y creó una organización que acabaría conociéndose como Partnership for New York City (PNYC). Fue un incansable organizador en nombre de su clase, la clase capitalista. Creía en el diálogo de fondo orientado hacia cuestiones de importancia estratégica y a largo plazo para el mantenimiento de la riqueza y el poder de unos pocos en detrimento de la mayoría.

Con los escritos de Parry como importante telón de fondo, nos centraremos a continuación en el PNYC, una organización clave de la clase dominante en la ciudad de Nueva York. Esto no se debe principalmente a su ubicación geográfica, sino a que el PNYC representa los intereses del capital global concentrado en Wall Street.

Partnership for New York City: Organización de la clase dominante a escala local

El Partnership for New York City (PNYC) se fundó en 1979 como grupo de interés proempresarial. El New York Times describió el grupo como “una coalición de altos ejecutivos de empresas” que representaría a “la comunidad empresarial” en cuestiones de control de alquileres y desarrollo de la ciudad. Su fundador, David Rockefeller, presentó la aparición del grupo como la respuesta a una necesidad insatisfecha: “Los trabajadores hablan en nombre de sus intereses. Los ecologistas defienden sus intereses. Pero las empresas no han tenido una organización que hable en nombre de todas ellas”. Entre los líderes empresariales autoproclamados sin voz del PNYC había representantes de AT&T, CBS, Exxon, Citicorp y varios promotores inmobiliarios locales.

Para entender por qué la élite se reunió en el PNYC, es útil situar la fundación del Partnership en su momento histórico concreto: el auge de la política de austeridad, que fue la respuesta de la clase dirigente a los logros conseguidos por los movimientos obreros y de izquierda de posguerra, en términos generales, y a la crisis fiscal de la ciudad de Nueva York en los años setenta, en términos más particulares. La historiadora Kim Phillips-Fein describe este momento de transformación material e ideológica en su libro, Fear City (2017). Uno de los puntos más importantes de Phillips-Fein es que la imposición de programas de austeridad -recortando servicios esenciales como la vivienda pública, la educación, las clínicas y los hospitales- en respuesta a importantes desafíos financieros no fue una necesidad, sino una elección hecha por la élite que desde entonces se ha convertido en “sentido común” para muchos estadounidenses. El PNYC podría entenderse como el esfuerzo organizado de la clase dominante para imponer este sentido común y hacer que éste defina la política.

No se sabe muy bien cómo ha llevado a cabo esta tarea el PNYC en las últimas cuatro décadas. Aunque a menudo se cita a representantes del Partnership en periódicos y revistas, hay poco escrito sobre el grupo, sus estrategias a largo plazo o su influencia en la política del estado y la ciudad de Nueva York. Pero un repaso de las apariciones del PNYC en el New York Times desde su fundación en 1979 hasta la actualidad nos da suficiente información para hacer un esbozo de las actividades del grupo, sus actores clave y sus conexiones. Es decir, podemos vislumbrar algunos elementos de la estructura de poder del Estado de Nueva York en los últimos cuarenta años.

Uno de los primeros artículos que menciona la labor del PNYC relata cómo los líderes del grupo ayudaron a dar forma a la agenda del alcalde demócrata Ed Koch de equilibrar el presupuesto de la ciudad “reduciendo al mínimo las capacidades de servicio”, una postura que le valió a Koch el respaldo y el apoyo del PNYC. Durante las dos décadas siguientes, los representantes del PNYC siguieron reuniéndose con los principales actores de la política de la ciudad para impulsar un programa de reforma del control de alquileres, limitación de impuestos y obtención de subvenciones públicas para ayudar a los promotores inmobiliarios.

Al mismo tiempo, el PNYC agitaba el pánico moral ante la delincuencia en Nueva York. A partir de 1983, el Partnership trabajó con la policía y los funcionarios locales para argumentar que la delincuencia generalizada estaba perjudicando las oportunidades de desarrollar viviendas y abrir negocios en la ciudad. Ayudaron a crear el programa de televisión “Crime Stoppers” (Los que paran el crimen), que se emitía cuatro veces por semana durante la hora de las noticias locales para dramatizar la delincuencia local y ofrecer a los ciudadanos recompensas de 500 a 1.000 dólares por informar sobre sus vecinos. El objetivo de este espectáculo televisado con regularidad era convencer a los telespectadores de que los problemas de la ciudad eran los “delincuentes”, no la pobreza y la pérdida de programas sociales.

Como sabemos, esta criminalización estaba racializada y se dirigía especialmente a los jóvenes negros y latinos. El Partnership también respaldó la desastrosa política de “ventanas rotas”. La intensificación de la vigilancia policial en barrios particulares correspondió con el aburguesamiento de la ciudad, abriendo partes de la ciudad al desarrollo inmobiliario y al aumento de los beneficios para los promotores y los bancos.

En 2002, el PNYC se fusionó con la Cámara de Comercio de Nueva York. El grupo también se hizo oír más en la política de la ciudad y del estado. Abogaron por el control de las escuelas públicas por parte de la alcaldía bajo el mandato de Michael Bloomberg, apoyando un programa de política antisindical (dirigido a los profesores), ampliando las escuelas concertadas, imponiendo pruebas de alto nivel y disolviendo escuelas y consejos escolares locales. En 2011, el PNYC creó una organización hermana, El Comité para Salvar Nueva York, como su ala política para ofrecer apoyo financiero a políticos estatales como el gobernador Andrew Cuomo con su prometido presupuesto “ultra austero”. En 2019, el PNYC defendió el acuerdo para traer la sede de Amazon a Nueva York, una propuesta que habría dado a Amazon miles de millones de dólares en subvenciones públicas. Más recientemente, el grupo respaldó al alcalde Eric Adams basándose en su apoyo al recorte de bienes públicos (por ejemplo, bibliotecas públicas), su defensa de los intereses empresariales y su postura de “mano dura contra el crimen”.

Lo que se desprende de este breve repaso de las actividades del PNYC a lo largo de cuatro décadas es que el Partnership ha influido en la política, ha transformado las estructuras de gobierno y ha difundido ideologías que nos dividen. El grupo no es una sociedad secreta. Más bien, es un excelente ejemplo de cómo la clase dominante se ha organizado para dividir, conquistar y concentrar la riqueza y el poder. 

Ansiedades y reflexiones de un cuadro dirigente de la clase dominante

Para que no nos acobarde el poder y la organización de la clase dominante, es importante recordar que también tiene debilidades y áreas en las que está en riesgo de perder su supremacía. De hecho, si se presta atención cuando la clase dominante habla de sus preocupaciones y se leen esas reflexiones ansiosas a contrapelo, se puede aprender mucho.

A mediados de 2023, Richard Haass dimitió tras 20 años como presidente del CFR. Se ha proyectado como un moderado racional dispuesto a admitir errores sobre posiciones políticas pasadas, entablar debates con diversos actores y analizar los acontecimientos mundiales con preocupación por el futuro de Estados Unidos. Haass se ha forjado una reputación de pensador sagaz y escritor prolífico. En la última semana de su mandato al frente del CFR, en una entrevista en el podcast del CFR “The President’s Inbox”, hizo un amplio resumen del final de la Guerra Fría hasta el presente y de la posición de Estados Unidos en relación con el liderazgo mundial. Empezó así:

Cuando los historiadores miran hacia atrás y observan este arco de aproximadamente tres décadas, desde el pacífico final de la Guerra Fría en términos que incluso a los optimistas les costaba imaginar, el exitoso manejo de la agresión iraquí contra Kuwait, hablarán de un nuevo orden mundial, un momento en el que Estados Unidos mantenía buenas relaciones tanto con la Unión Soviética, precursora de Rusia, como con China.

Tres décadas más tarde, nos encontramos en la situación actual. La guerra en Europa, una Rusia totalmente alienada, las relaciones entre Estados Unidos y China habiendo alcanzado una especie de nadir en su relación, los problemas con Corea del Norte, Irán, el cambio climático, las pandemias, un Estados Unidos dividido… Yo no tenía ni la imaginación para imaginarme este futuro. Ni siquiera un pesimista habría… Quiero decir, sinceramente, lo que los historiadores encontrarán desafiante, Jim, creo, es ¿cómo hemos llegado a donde estamos? Me recuerda al viejo chiste: ¿Cómo conseguir una pequeña fortuna? Empezar con una fortuna grande. Pues bien, creo que en Estados Unidos tenemos ahora una pequeña fortuna, pero hemos llegado a ella por el camino equivocado.

En este podcast, Haass continúa diciendo que no era inevitable que Estados Unidos perdiera parte de su supremacía en la geopolítica mundial. Culpa a una serie de malas decisiones de política exterior. Se trata de una seria autocrítica, porque el CFR ha sido el principal impulsor y creador de la política exterior estadounidense. Es donde la clase dirigente discute las principales orientaciones políticas, donde se escriben los libros y donde se hace el análisis sobre cómo va a gobernar la clase dirigente. En opinión de Haass, han “desaprovechado” su oportunidad. 

Observamos tres cosas de los comentarios de Haass. En primer lugar, encuadra la narrativa en términos de la clase dominante. Refutaríamos muchas de las formas en que ha enmarcado aquí los acontecimientos mundiales. No nombra capitalismo ni imperialismo. Menciona como problema “un Estados Unidos dividido”, no una clase multimillonaria que se beneficia del empobrecimiento del mundo entero, incluida la población estadounidense. Haass también habla de los intereses de la clase dominante estadounidense como si fueran los intereses de Estados Unidos entero.

En segundo lugar, Haass admite que la clase dominante radicada en Estados Unidos no es todopoderosa. Opera en un terreno en constante cambio y está sujeto a muchas fuerzas interconectadas que escapan a su control, en particular las limitaciones de las leyes del capital y el calentamiento global.

En tercer lugar, el análisis de Haass afirma que la clase dominante estudia, reflexiona y desarrolla a sus propios intelectuales. Estos intelectuales aplican su estudio de la historia al momento actual y, si leemos entre líneas, pueden ser bastante autocríticos. Hacen evaluaciones y planes conscientes con el objetivo de que su clase proteja y aumente su riqueza y se mantenga en el poder.

La gente pobre organizada apunta a los puntos débiles de la clase dominante

Nuestras respuestas, como personas pobres y desposeídas, deben ser estratégicas y centrarse en los objetivos de supervivencia y construcción de poder por y para nuestra clase. La clase dominante depende de una constelación diversa de formas organizativas, y nosotros debemos hacer lo mismo. Las organizaciones locales y comunitarias son esenciales, pero aisladas no son suficientes. Debido a que nuestro enemigo está conectado y en comunicación a través de las fronteras, también se requieren formas estatales, nacionales e internacionales de organización y coordinación entre los pobres y desposeídos.

Dos formaciones nacionales que destacaremos brevemente son la Campaña de la Gente Pobre: Un Llamado Nacional para el Renacimiento Moral (PPC:NCMR) y el Ejército No Violento de Medicaid (NVMA). Ambos se orientan en torno a la premisa básica de que la revolución tecnológica digital seguirá reemplazando la fuerza de trabajo humana por la de máquinas, robots e inteligencia artificial. No existe ningún nuevo sector expansivo de la economía que esté surgiendo para satisfacer la demanda de trabajo. Una creciente población desempleada significa un aumento de la pobreza y la precariedad para cada vez más personas. Este es un punto débil estratégico de la clase dominante capitalista, que no puede o ya no quiere pagar programas redistributivos que mantengan a la gente pobre viva y apta para la fuerza laboral. La profundización de la pobreza y la desigualdad en Estados Unidos socava la narrativa de la clase dominante de que el capitalismo y la libre empresa son la solución a los problemas del mundo, y que el despojo común tiene el potencial de unir a grupos dispares a favor de un cambio revolucionario.

Lanzada en 2017, la Campaña de la Gente Pobre y sus comités de coordinación por estado están desarrollando un modelo de organización desde, por y para la gente pobre, independiente de los dos principales partidos políticos. Según un artículo de 2022 que analiza el PPC:NCMR en la Revista de la Universidad de los Pobres, “la Campaña está construyendo una organización electoral nacional independiente, hecha en torno al programa de la gente pobre”.

La NVMA es una red de organizaciones y comités que trabajan activamente en diez estados de EEUU. Ha elegido la lucha por la atención médica como su punto estratégico de unidad, señalando que “la lucha por la atención médica une a la clase trabajadora global”. La red reconoce que “a medida que millones más en este país se sumen a las filas de los desempleados o subempleados, la necesidad de Medicaid aumenta constantemente y la atención médica seguirá siendo una de las principales preocupaciones en la mente de la gente”.

Tanto el PPC:NCMR como la NVMA son vehículos de organización emergentes orientados a elevar las demandas de un número creciente de personas pobres en Estados Unidos. Plantean cuestiones morales destinadas a ganarse a los estratos medios y proponen soluciones materiales que benefician a toda la clase trabajadora en sentido amplio. Ambos tienen el potencial de crecer a medida que se profundizan las múltiples crisis de nuestra sociedad.

Reflexiones finales

Buscando eficacia en sus luchas, las personas revolucionarias a lo largo de la historia han buscado comprender a sus adversarios. Nuestro objetivo ha sido esbozar la necesidad de estudiar la clase dominante hoy. Nos hemos centrado aquí en Wall Street y el PNYC, una organización que defiende los intereses del capital financiero en la ciudad de Nueva York y en las políticas estatales.

En lugar de abogar por un curso de acción particular o un objetivo de movilización, quizás lo que puede ofrecer este artículo es una manera de analizar cómo opera el poder a nivel de ciudades y estados, en relación con elementos más amplios del poder de clase. Cuanto mejor conozcamos a quién nos enfrentamos (aquellos que hieren a nuestro pueblo), mejor podremos elaborar estrategias y organizarnos para construir la unidad y el poder de la gente pobre y desposeída.

 

Para estudiar más a profundidad

Willie Baptist, It’s Not Enough to Be Angry (2015).

https://universityofthepoor.org/wp-content/uploads/2021/12/ItsNotEnoughToBeAngry.pdf 

 

Brooke Heagerty and Nelson Peery, Moving Onward: From Racial Division to Class Unity (2000).

https://drive.google.com/drive/u/1/folders/1hrS9CqPCY6HCamIAbF4KoqbcuPH51Xwm

 

Sobre Wall Street y las élites financieras

 

“A Poor People’s History of Wall Street.”

https://www.youtube.com/watch?v=M_O5S6qcJ8U 

 

John Bellamy Foster and Hannah Holleman, “The Financial Power Elite”

https://monthlyreview.org/2010/05/01/the-financial-power-elite/ 

 

Sobre la clase dominante y sus dirigentes y formas de organización

 

Erik Wallenberg, “David Rockefeller: An Alternative Obituary”

https://jacobin.com/2017/03/david-rockefeller-an-alternative-obituary/ 

 

Laurence Shoup, Wall Street’s Think Tank: The Council on Foreign Relations and the Empire of Neoliberal Geopolitics (2019)

 

Bruce E. Parry, “Learning from the Class Enemy.” https://universityofthepoor.org/learning-from-the-class-enemy/


Kim Phillips-Fein, Fear City: New York’s Fiscal Crisis and the Rise of Austerity Politics (2017)

 

Kim Phillips-Fein, Invisible Hands: The Making of the Conservative Movement from the New Deal to Reagan (2008)

Tim W. Shenk es miembro del Comité Editorial de la Revista de la Universidad de los Pobres y participa en la Campaña de la Gente Pobre del Estado de Nueva York. Vive en Ithaca, NY.

Robert Ascherman es organizador en el sector de salud y recibió su primera formación como organizador de los líderes de la Universidad de los Pobres. Vive en la ciudad de Nueva York.

S. Ani Mukherji es educador y organizador que imparte clases sobre el racismo, el imperio, la cultura política y movimientos sociales en una universidad del norte del Estado de Nueva York.

 

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